martes

Por siempre

Con un anillo te desposo,
resuelvo mi delírio y confirmo mi alegría.

Te entrego lo poco que me conoces,
un llamado de ternura, una mirada que te sonroje.

Te regalo mi bien y mi mal,
mi ser que nunca será, el día que descansa en nuestra vigilia.

Te brindo el alba que me reclama,
las tardes rojas desde el Itchimbía,
los paseos por las piedras de Quito,
el viento del páramo y el perfume de la chuquiragua.

Pido un rincón en tus ojos,
un respiro de vainilla y un beso de chocolate.

Con un anillo te desposo,
Y alejo la ausencia de tu paisaje.

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