lunes

9 meses

CAPITULO 1

- Lamento mucho que no haya venido antes, lo hubiéramos sabido con mas anticipación...

La pausa me entristeció aún mas y sentí una culpa fúrica. Empecé a repertir en mi mente la misma frase lastimera... "¿Por qué no vine antes?.."

- Si.. esta bien. ¿Cuánto tiempo doctor?
- La primera valoración nos hace ver que tal vez esté en su décimo segunda semana. Considere que aún le queda tiempo suficiente para...

Heché la silla para atrás e intente levantarme para que el doctor no termine la frase.

- Es difícil, - dijo el doctor - muchas personas no tienen tanto tiempo.

Pausa. Pero esta vez intento concentrarme en ser práctico.

- Bien... ¿cómo debería empezar el proceso?
- Hay varias empresas especializadas, tengo en este tríptico todo lo que Ud necesita saber...

Ahora solo veo al doctor hablando, el movimiento de su boca es contínuo y repetitivo, pero no logro escucharlo. Siento que mi cuerpo se levanta poco a poco de la silla y empieza un viaje que alivia todo.

- Le espero la proxima semana, ya tendré una fecha aproximada.


CAPITULO 2

"Habrá una manera fácil de decirlo, no es algo que yo haya planeado, no tiene por que enfurecerse. Ella entenderá". Mis pensamientos seguían flotando alrededor de la acera. Iba rumbo a una pequeña cafetería en donde la vería.

- Hola!, como te fué?.. te ves extraño.
- Si... no tan bien.

Tomé sus manos y miré fijamente sus ojos, los míos suplicaban comprensión.

- El doctor encontró que el proceso ha empezado... Ya son doce semanas.

Esperé que alguna lágrima brote de sus ojos, pero en su lugar ella soltó mis manos y me abrazó.

- Lo ví venir. Has cambiado en este tiempo... -sollozó por un instate y luego se apartó de mi - Es parte de la vida, no hay porque ponerse triste. ¿Qué hacemos ahora?
-Aqui está toda la información, -extendí mi mano con el tríptico - debo empezar a hacer una lista con mis bienes, otorgarlos a beneficiarios o tal vez...

Me interrumpió con un profuso llanto. La abracé y nos fundimos en el dolor de momento.


CAPITULO 3

- Bien... creo que eso es todo. Ud sabe que siento mucho esto, pero ahora puede estar tranquilo que sus deseos serán cumplidos al pie de la letra.
- Gracias, una sola cosa mas: Necesito que todo se venda hasta la proxima semana, ya he perdido casi cuantro meses y hay algunas cosas que debo hacer.
- Bueno, Ud sabe que en estos casos las cosas no funcionan así... Vamos a encontrar gente que va a intentar aprovechar la situación y no va a pagar lo que Ud pide.
- Claro, haga lo que pueda. Yo le llamo el viernes.

Seguro él es parte de esa gente, por su puesto que ya empezó a aprovecharse de "esta situación". Me extrañaba mucho que la tristeza y la impotencia se conviertieron en euforia. Tenía la imperiosa necesidad de hacer todo lo que no pude, por taras mentales, en todos estos años.

El edificio era estrecho, seis pisos y un solo ascensor, lo que congestionaba las escaleras con tinterillos, madres llorando, ejcutivos corriendo con papeles en la mano, tramitadores apurados con cédulas y copias. Al salir de ahi, prendí mi primer cigarrillo, ya no hacía falta cuidarme. El humo inundó mi vientre, empezó a empujarme de un costado y casi caí en la vereda. Al sujetarme de la pared vi a una anciana sentada junto a mi, pidiendo limosna.

¿Cuántos años tenía ella?, ¿Cómo llegó a esa edad?. Yo había cumplido 34 este año, y ese sería mi último cumpleaños.


CAPITULO 4

- Está todo listo, el viernes me darán el dinero y creo que el sábado nos podremos ir.

Apenas me miró, su mirada se escondía de la mía.

- Escucha, no puedo hacer esto. Solo vamos a complicar las cosas... Lo que siento no ha cambiado, pero entiende que para mí va a ser demasiado difícil...

No tenía por que seguir escuchando, ni por que decir algo. Salí y cerré la puerta lentamente. En el fondo sabía que algo así podía pasar, pero la incertidumbre me dió una agónica confianza.

Ahora debía encontrar algo que hacer estos meses. Un viaje, un retiro. Algo que me aleje e la ciudad que tanto hería mis últimos pasos.

Solo quedaba pendiente una cosa. Algo que no me creía capaz de hacer.


CAPITULO 5

- Solo hay una razón por que estés aqui. Lo sé...

En sus ojos se dibujaron lágrimas, y a éstas no las esperaba.

- Mamá...
- Esta todo bien, - lo decía mientras frotaba mi espalda - no eres la primera persona que pasa por esto. Supe que este día vendría desde cuando naciste. Siempre supe que te irías primero, era como un recuerdo vago que estuvo todo este tiempo dormido aqui, muy dentro de mi corazón.

Las palabras simplemente no querían encontrarse con el viento, solo me senté y esperé escuchar su voz.

- Te voy a decir lo mismo que tu abuela me dijo cuando ella supo que iba a morir. Lo recuerdo bien, tu habías nacido unos meses antes y era obvio que esperábamos un deceso en la familia... Siempre sucede de esa manera...

La tome de la mano, la tibia calidez de sus dedos quedaron guardados por siempre en mi memoria.

- Imagina que viviéramos en un mundo en el que suceda todo lo contrario que aquí. ¿Y si supiéramos cuando vamos a nacer? ¿No sería algo confuso?. Mi madre me hizo ver que de este modo todo es más práctico. Tenemos nueve meses para arreglar nuestra vida, para hacer todo lo que quisímos y para despedirnos de nuestros seres queridos...

Hizo una pausa al ver que mi rostro no reaccionaba como ella quería.

- ¿Le has contado?
- Si, hicimos planes para viajar con el dinero de todas las ventas. Hoy se echó para atrás, la ví hace un par de horas. Pero está bien, de esta manera es mejor.
- No es mejor, pero en fin, éso te dice con quien cuentas.

Sentí una fría mano subiendo por mi espalda, no podía contar con nadie.


CAPITULO 6


La muerte estaba por venir. Casi podía extender mi mano para darle la bienvenida. Traté de hacer un resúmen mental de mi vida, pero supe que me entristecería.

En un vago rincón, una canción terminaba con una nota aguda de piano. Empezaba otra, rápida y melancólica. Me imaginaba dedos sobre teclas navegando con precisión sobre las notas de una tonada vigorosa.

Solo me queda la espera, triste y titilante. Miro el vacío de un cuadro y descifro las imágenes que faltan, los colores ausentes y el ruido que rodeó al artista.

- Hola, sabía que aqui estarías, - se veía radiante, nunca había estado así- no podía dejar que te vayas solo.
- Estaba seguro que no vendrías. Pero no me siento mejor que estés aqui...

Volteó su cara y pude ver un resplandor que salía de su mirada.

- No digas eso, sé que lo que hice no fue lo mejor... pero estoy aquí.

Acerqué su cabeza a mi pecho y escuche una tonada mas intensa. Mis recuerdos se alejaban uno a uno. Podía sentir como mis venas se estrechaban y mi sangre viajaba mas despacio. Con cada respiración se escapaba un poco de vida. Lentamente morí, sin que ella se diera cuenta.

Mi cuerpo dejó su calidez en sus brazos.

FIN

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